lunes, 14 de diciembre de 2009

Pasión

Sus labio acariciaban mi piel, podía sentir su dulce aliento en mi rostro, los gemidos de placer que trataba de reprimir, sin éxito, notaba su deseo de quitarme la ropa, de desnudarme, aunque estuviéramos rodeados de gente... y todo esto me estaba volviendo loca, no ya por el echo de que yo lo deseara incluso mas que él, si no porque sabia que era imposible, por el momento.
Me lo imaginé desnudo, me imaginé recorriendo cada milímetro de su piel con mi lengua.
- ¿ Estas seguro de que no podemos ir a tu casa ahora? - Mi voz sonaba cortado, pronunciando cada palabra entre ardientes jadeos.
- Si me lo vuelves a preguntar, y con esa voz, como si se te fuera la vida en ello, te voy a tumbar aquí mismo- Contestó mientras me miraba con llamaradas ardiendo en su mirada.
Una hora de sufrimiento mas tarde nos encontrábamos en el ascensor, rumbo a mi paraíso personal, su cama.
Pero, ¿realmente íbamos a llegar?
Él ya iba sin camiseta, y mi falda tan solo mantenía uno de sus tan innecesarios botones.
Contemple su desnudo pecho, maravillándome de que realmente existiera algo tan perfecto; claro que su mano en mi entrepierna me estaba distrayendo bastante.
Segundo piso, vivía en el edificio mas alto de toda la ciudad o era mi deseo el que hacia que el tiempo fuese mas lento que nunca?
-No puedo mas-
Antes de que pudiese reaccionar me había apoyado contra la pared al mismo tiempo que me quitaba mi estúpida falda y pulsaba el botón de emergencia.
Oh si, esto era una emergencia y de las grandes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario